“La mayor mentira de la industria: decir que no se puede alimentar el mundo sin el uso de pesticidas en la agricultura”
Marie Monique Robin
cuestiona el uso de pesticidas en su libro “Las cosechas del futuro.
Cómo la agroecología puede alimentar el mundo”
“La mayor mentira de la
industria es decir que no se puede alimentar el mundo sin el uso de
pesticidas en la agricultura”, según la periodista de investigación
francesa Marie-Monique Robin, quien asegura que “hay alternativas y
funcionan muy bien”, como la agroecología.
En su libro -que corona su trilogía
sobre la alimentación-, “Las cosechas del futuro. Cómo la agroecología
puede alimentar el mundo”, Robin pone en entredicho la afirmación de la
industria de los “productos fitosanitarios” (denominación que considera
“un eufemismo”) de que sin su uso no es posible tener alimentos para
toda la población.
La agricultura industrial no pone fin al
hambre. En su opinión, la agricultura industrial no ha podido poner
coto al hambre en el mundo, y hoy en día hay mil millones de personas
que padecen hambre con la paradoja de que “el 80 % son campesinos”.
Plantea que el uso de pesticidas en la agricultura industrial no sólo ha empobrecido los suelos fértiles destinados a la producción de alimentos, sino también a los campesinos -muchos de ellos se han visto abocados a emigrar-, así como sus dietas, al apostar durante medio siglo por los monocultivos.
Robin -también documentalista y
directora de cine- precisa que decidió investigar tras escuchar en 2011
el informe del relator especial de las Naciones Unidos sobre el Derecho a
la Alimentación, Olivier de Shutter, sobre “La agroecología y el derecho a la alimentación“.
El objetivo, según detalla, fue descubrir sobre el terreno el potencial de la agroecología para hacer disminuir el hambre y la pobreza.
Robin, que ha visto casos prácticos de
modelos agroecológicos en países de África, Asia, Europa y América-
reconoce que al empezar el viaje “esperaba que la agroecología sí funcionara, pero no sabía hasta qué punto; y lo que descubrí fue increíble“.
Apunta, esperanzada, que “hay alternativas en la agroecología“,
pero especifica que no se trata de volver a técnicas de producción
agrícola ancestrales sin más, sino de aplicar los avances tecnológicos a
esos conocimientos que durante siglos han funcionado.
Es volver a una agricultura que crea
paisajes ricos y variados, basada en la complementariedad de las
plantas, de los árboles y de los animales, explica.
Admite que esta vuelta a una agricultura
autosuficiente “no es fácil”, por eso es importante en su opinión la
ciencia “para apoyar a los agricultores”.
A su juicio, “otra gran mentira de la agricultura industrial”
es que al pasar a la producción agroecológica los rendimientos bajan;
no obstante, marca la diferencia entre la agricultura biológica y la
agroecología: “Si sólo reemplazas los químicos tóxicos por otros naturales, pero no cambias el modelo de cultivar, los rendimientos bajan”.
Alternativa en la agroecología. Por eso insiste en que es necesario modificar el actual modelo agrícola por completo,
dejando los monocultivos -y la ingente cantidad de insumos que suponen-
para apostar por producciones complementarias, por las relaciones
humanas y por los valores.
Cita ejemplos prácticos de
agrosilvicultura en Malaui, donde plantan gliricidias, árboles que
bordean los campos de maíz y actúan como insecticidas naturales y
fertilizantes.
O el sistema de la milpa en Oaxaca
(México) que consiste en sembrar a la vez maíz, frijoles (leguminosa que
capta el nitrógeno del aire y alimenta el maíz) y calabaza (cuyas hojas
permiten mantener humedad del suelo), que se complementan y permiten
una dieta más variada y reducir los gastos de la finca.
Alude, además, a un estudio de la Universidad de Berkeley
(EEUU) que señala que este sistema es “muy productivo”, porque una
hectárea produce los alimentos equivalentes a 1,7 hectáreas cuando se
cultivan por separado.
Estos agricultores tienen mayores rendimientos
en sus cosechas y pueden trabajar la tierra “sin gastos importantes”,
hace hincapié Robin, al apostar por una producción que puede prescindir
de insumos procedentes de energías fósiles, emite menos gases de efecto
invernadero, necesita menor uso de agua, contribuye a la biodiversidad y es un sistema que permite “autoalimentarse“.
“Son sistemas del futuro” y “el cambio
es posible y necesario”, defiende, si queremos alimentar el mundo,
cuidar del medio ambiente, y asegurar la rentabilidad económica de las
comunidades campesinas desarrollando, además, canales cortos de venta.
EFE agro
track back:http://www.ecoagricultor.com/
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario