El ganado criollo Casanare y su entorno productivo
Publicado el: 24/8/2006
Autor/es:
Arcesio Salamanca Carreño. Zootecnista
1. Introducción
Los primeros vacunos
que formaron el ganado Casanare llegaron a los llanos de Colombia
procedentes de Venezuela. Según la historia, los ganados traídos por
Colón (1493) fueron desembarcados en la isla de Santo Domingo (La
Española) de donde posteriormente fueron distribuidos hacia Venezuela
por diferentes conquistadores. Después se extendieron por los llanos del
sur de Venezuela (Cojedes, Barinas) en diversas épocas y en manos de
colonos pasaron hacia los llanos de Colombia. (Pinzón, 1991).
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Dentro
de las razas que llegaron a América podrían estar la Blanca Cacereña,
la Colorada Extremeña, la Cardena y Berrenda en negro, la Salinera y
Berrenda en colorado; las razas Andaluza retinta, rubia y negra. Por esa
variedad de colores y por su parecido fenotípico con otras razas
criollas de zonas tropicales y subtropicales (Argentina, Bolivia,
Paraguay y Uruguay), esta raza parece ser el descendiente más directo de
los ganados traídos por los españoles. (Hernández, 1983).
Su
hábitat de desarrollo ha sido principalmente las sabanas inundables de
los departamentos de Arauca y Casanare donde se ha explotado para carne
en forma extractiva y extensiva tradicional. En estas regiones ha
permanecido aislado la mayoría del tiempo, lo que le ha permitido una
adaptación cercana a 500 años, como resultado de una selección natural
por más de 130 generaciones, aproximadamente. Poco a poco fue
desarrollando sus propias características para vivir casi sin ningún
cuidado especial en estos ambientes hostiles, difíciles y lejos de los
centros de consumo. Hoy en día continúa reproduciéndose en forma
extensiva en pasturas naturales de baja disponibilidad forrajera pero de
adecuada calidad nutritiva, sobreviviendo en condiciones de extrema
sequía e inundaciones, sin ningún tipo de manejo técnico y sanitario, ni
suplementación mineral. Estas características ambientales produjeron un
animal de temperamento nervioso y tamaño pequeño. (Hernández, et. al
1996; Salamanca, 1995).
En la región inundable de Arauca y
Casanare es imposible producir con razas especializadas en carne o
leche. Tal vez las tres únicas excepciones son el Cebú, el Sanmartinero y
el Casanare. (Hernández, 1983) Este último se constituye en el recurso
genético más apropiado para estos ecosistemas ya que es un germoplasma
que ha desarrollado las característica necesarias y adecuadas para vivir
y producir allí. De las siete razas criollas que existen en el país, la
que menos se ha tenido en cuenta para su conservación y estudio, es la
raza Casanare. Su mejoramiento ha consistido en reemplazarla por el Cebú
o por otras razas importadas, las cuales, aunque ofrezcan una dotación
genética para una alta producción el ambiente impide la expresión de
características como sobrevivencia y fertilidad. (Salamanca, 1995)
Finalmente,
considerando que es la única raza que no ha sido uniformada por color o
cuernos; su perfecta adaptación a una extensa zona inhóspita; su estado
de aislamiento en que ha permanecido, su variabilidad genética puede
estar casi intacta, lo cual le confiere un gran valor y su respuesta a
la selección puede ser mayor. (Hernández, 1983).
En el presente
documento se hace una descripción superficial del entorno actual de la
raza criolla Casanare, las sugerencias de los ganaderos para evitar su
desaparición, con el fin de que el gobierno regional y nacional preste
mayor atención y elabore un plan de mejoramiento para su rescate y
conservación.
2. Características Zootécnicas
Como
todas las razas criollas adaptadas, el Ganado Casanare es rústico,
longevo, resistente al parasitismo interno y externo y en general
soporta todas las inadecuadas prácticas de manejo impuesta por los
llaneros. (Salamanca, 1995)
La raza Casanare se puede describir
como de tipo más o menos longilíneo, concavilíneo, porte mediano, cuerpo
algo angosto, poco profundo, talla mediana (1.20 – 1.40 mt.) en
adultos. ES ágil, vivaz e instintivo (Pinzón, 1993). En la década de los
50, en un hato de propiedad del señor Luis Medrano, a las orillas del
río Lipo (en Arauca) existían unos 15.000 animales criollos que parecían
animales de lidia, de color encerado, encogotados (cuello bien formado)
y cuerpo largo. Estas afirmaciones son valederas, ya que Ospina, 1952,
afirma que el ganado llanero proviene posiblemente de las razas
españolas Andaluza y Extremeña, representada por los toros de lidia.
(Salamanca, 1995).
En relación al color, existe gran variedad en
esta raza. Los colores más comunes son el lebruno (bajo claro), el
hosco, color araguato (colorados, amarillo quemado), encerado (negro –
blanco), negros, oruga (pintado de negro y blanco), turupial pintado
(colorado y blanco), barcinos, barroso (amarillo rayado). El color de la
piel generalmente es amarillo y el color careto es muy común.
(Cárdenas, 1984; Salamanca, 1995).
Hernandez, 1983, afirma que
“el ganado Casanare no se ha considerado como raza debido a la gran
variedad de pelajes que presenta; pero esto puede ser un error, ya que
el ganado Casanare parece tener un valor genético muy grande y que su
policromía debe ser su característica distintiva, como lo es para otro
criollo, es el caso del Texas Longhorn”. El mismo autor, 1981, sostiene
que el “ganado Casanare debe permanecer con su polimorfismo o variedad
de colores, ya que una uniformación de color puede traer su
empobrecimiento genético en características de importancia económica. El
concepto de que las razas deben ser uniformes en color, es bastante
rebatible desde el punto de vista genético y de producción animal”.
La
raza Casanare en su mayoría tiene cuernos, los cuales son delgados,
nacidos lateralmente y dirigidos hacia arriba. (Salamanca, 1995). El
cuello generalmente, es corto y rígido, su piel es elástica y suelta.
Posee un cuerpo sólido bastante equilibrado, con el dorso fuerte. Sus
miembros son bien aplomados, terminados en pezuñas, firmes, resistentes y
oscuras. Los testículos son medianamente desarrollados, escroto forrado
de piel suave, delgada y de pigmentación rosada. Poseen ojos medianos y
su mirada muy atenta. La ubre es pequeña con pezones bien plantados y
su coloración es de tonalidad clara. La borla no sobrepasa el corvejón.
(Cárdenas, 1984; Hernández, 1983; Ospina, 1952; Pinzón, 1993).
La
mucosa nasal es negra, característica de posible manifestación de alta
fertilidad, como se ha estudiado en el Sanmartinero y en el criollo
Argentino. (Huertas, 1981, citado por Cárdenas, 1984).
3. Distribución actual y Localización del Ganado Criollo Casanare
En
la tabla 1 se observa el inventario actual de la raza criolla Casanare,
en los departamentos de Arauca y Casanare respectivamente. El número de
fincas por municipio fue de 16 para Arauca, 13 en Cravo Norte, 1 en
Puerto Rondón y 5 en Paz de Ariporo. En el municipio de Paz de Ariporo
(Casanare), los núcleos de criollo Casanare se localizan en las riberas
de los caños Las Guamas y La Hermosa. En Arauca los núcleos se ubican en
las veredas El Corozo, Caño El Medio, Los Médanos y El Porvenir.
Tabla 1. Inventario de la raza criolla Casanare en cuatro municipios de los departamentos de Arauca y Casanare
Fuente: Salamanca, 19951 Nº. De Hectáreas donde está ubicado el ganado criollo Casanare.
2 Datos suministrados por el Comité de Ganaderos Municipal, 1999.
Los
números entre paréntesis corresponden a la población ganadera reportada
en el Censo y Caracterización productiva del ganado criollo colombiano,
1999.
La disminución del inventario del ganado criollo en
relación a datos obtenidos con tres años de diferencia es ampliamente
notoria, con un 50.9% promedio para el total de población. La mayor
disminución se observa en Puerto Rondón (62.4%), seguido por Arauca
(59.2%), no obstante, que en el último estudio se reportaron, 7 fincas
en Arauca y 12 en Cravo Norte, conservándose la misma finca en Puerto
Rondón.
El marcado decremento del criollo Casanare se debe
principalmente a la absorción del criollo por Cebú, puesto que el 100%
de los productores utilizan el apareamiento de toro cebú por vaca
criolla, en razón a que los comercializadores exigen animales de tipo
cebuino para cebarlos en el piedemonte araucano o en departamento de
Santander. Caso contrario sucede en Cravo Norte, donde 53.8% utiliza el
cruzamiento de toro criollo por vaca criolla, pues las condiciones
ambientales hacen casi imposible la supervivencia de animales cebuinos.
Sin embargo, no existe un plan de mejoramiento animal, presentándose
consanguinidad debido a falta de prácticas de manejo en el aspecto
reproductivo, ya que los toros permanecen hasta 8 años como sementales
en un rebaño. Es así como se presenta el “toro chifle” o “toro mala
clase “, que es un animal pequeño con retraso en su crecimiento, causado
posiblemente por un alto grado de consanguinidad perdiendo adaptación a
este medio desfavorable.
Bovino Criollo Casanare con alto grado de absorcipo por el Cebu
La
densidad de pastoreo para el ganado criollo es de 3.8 hectáreas por
animal, mientras que para la población ganadera total de los tres
municipios, la densidad es de 5.2 hectáreas/animal. Esto se traduciría
en un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, obteniendo
niveles de producción aceptables para regiones de escasa fertilidad del
suelo y de difícil acceso en épocas de lluvias.
Los ganaderos afirman
que “el ganado criollo come menos pasto que el “pringado” (criollo
mestizo) y que el cebú, y donde pastorea un animal cebú, pueden
pastorear tres animales criollos “. (Salamanca, 1995).
Los planes
sanitarios son casi inexistentes, tan sólo el 53.3% vacunan contra
Fiebre Aftosa y lo hacen como requisito del ICA, para los animales que
sacan para la ceba o exportan hacia Venezuela. No existen pastos
mejorados y el total de productores utilizan sal blanca (sal común). El
3.3% han recibido Asesoría Técnica por lo cual se nota la escasa
presencia de profesionales y de entidades gubernamentales quienes tienen
en el olvido a los criadores de criollo Casanare por el hecho de
considerarla como “improductiva” sin tener en cuenta el medio ambiente
desfavorable donde habitan y producen estos animales, o sea, no conocen
la importancia de la reproducción del Hato y sólo se presta atención al
animal blanco, gordo y con giba.
En
terrenos casi desérticos en época de verano (Diciembre a Abril) la
única raza que pude sobrevivir a estas condiciones es la criolla
Casanare
Geográficamente, la raza criolla se localiza en la
región de sabana inundable, con una extensión de 37.300 hectáreas (tabla
1) y en una topografía totalmente plana. Su sistema de producción se
desarrolla en condiciones climáticas muy variadas que van desde un
intenso verano (noviembre – abril) para terminar con un fuerte invierno
en lo restante del año.
Su principal fuente alimenticia son las
pajas nativas de buena calidad pero de poca disponibilidad forrajera en
verano, entre las que sobresalen la Lambedora (Leersia hexandra),
Carretera (Parateria sp), Paja de Agua (Panicum Laxum), Aeschynomene sp,
entre otras. (Vargas,et . al, 1998; Salamanca, 1995).
Como toda
raza, el ganado criollo Casanare tiene desventajas que son percibidas
muy vagamente por los productores. (tabla 2 y 3).
Tabla 2. Opinión de los productores sobre las desventajas del ganado criollo Casanare.
Tabla 3. Opinión de los productores sobre las ventajas del ganado criollo Casanare.
Fuente: Salamanca, 1995
La
poca comercialización (62.5%) se debe al extranjerismo y al
“miserabilismo” como tratan los compradores a la raza Casanare. Estos
comercializadores sin conocimientos técnicos exigen animales de tipo
cebuino que según ellos, tienen rendimiento en canal muy superiores.
Así, los productores adquieren reproductores de tipo Bos indicus (Cebú)
de alto valor comercial en las diferentes ferias, pero que al ser
llevados a estas explotaciones no soportan las condiciones adversas del
clima. El bajo rendimiento del Casanare (15.6) se explica por el hecho
de que el ganadero solo visualiza el animal gordo pero no valora la
fertilidad y la sobrevivencia de su hato. Si observamos las ventajas
como son resistencia y adaptación al medio (26.7%), la gustocidad de la
carne (17.8%), su mansedumbre (17.8%) y su carácter lechero(13.3%) el
ganado criollo Casanare podría tener un mejor comportamiento que el
ganado “pringado” o cruce de bajo mestizaje de cebú por criollo.
4. Características productivas del ganado criollo Casanare.
Es
difícil encontrar datos de productividad de raza Casanare, ya que en
ninguna explotación se llevan registros técnicos y además, es la raza
que no se ha tenido en cuenta para su estudio y conservación. Sin
embargo, una vaca Casanare, sin ninguna clase de manejo y alimentándose
de pajas nativas puede producir entre 750 a 1080 litros de leche durante
180 – 270 días, produciendo un ternero cada 365 días. (Datos de campo,
el autor). Los toros son muy activos sexualmente y las vacas poseen
buenas habilidades maternas expresada no en gran producción de leche,
sino, en capacidad para reproducirse y mantener vivo al ternero hasta el
destete. (Hernández, 1983).
En un experimento sobre producción
de carne utilizando 130 novillos criollos (100 Casanare y 30
Sanmartinero) en pasturas de gramínea natural (Leersia Hexandra),
Puntero (Hyparrhenia ruffa) y Gordura (Melinis minutiflora) en dos
grupos de 65 animales, uno testigo y otro implantado con 20 mg de
Benzoato de Estradiol y 200 mg de progesterona, obtuvieron los
resultados que se muestran en la tabla 4, donde se observa un aumento
diario de 476 y 375 gr respectivamente.
Tabla 4.
Comportamiento productivo de un lote de 130 novillos criollos (100
casanares y 30 sanmartineros), en sabana nativa con y sin implante
hormonal, durante 168 días de pastoreo.
Fuente: GONZALEZ Y FRAZEN, 1966.
A
nivel de matadero se realizó un estudio en 48 hembras de raza Casanare
donde se obtuvieron rendimientos en canal de 51.19%. Tal como lo afirma
Cárdenas, 1982, estos rendimientos son aceptables para un ganado
prácticamente en abandono y donde las ganancias se adquieren sin ningún
tipo de manejo ni inversión. Los datos se observan en la tabla 5.
Tabla 5. Parámetros productivos de 48 hembras Casanare obtenidos a nivel de Matadero.
Fuente: CÁRDENAS, 1982
En
el piedemonte araucano (municipio de Tame) se analizaron los pesos de
275 machos mestizos (cebú x criollo Casanare) cebados durante los años
1995 y 1996. El sistema de pastoreo fue rotacional en potreros de
Brachiaria decumbes con una carga de 1.44 animales/hectárea. Los
animales ingresaron al período de ceba con una edad promedio de 36 meses
y se realizaban controles de peso cada 60 días. Se suministraba sal
mineralizada a voluntad mezclada con 10% de Azufre. Se obtuvieron pesos
finales en Tame y en Bogotá para conocer cuál era la pérdida de peso por
animal.
Los resultados se muestran en la tabla 6.
Tabla 6.
Pesos promedios iniciales y finales y ganancias diarias de peso de 10
lotes de toros mestizos Cebú x Casanare en el Piedemonte araucano.
FUENTE: SALAMANCA, 1997
E.P = Eficiencia de Producción
Los
pesos promedio son similares a los reportados por otros autores en
animales Sanmartinero x cebú. Gómez, 1999 reporta pesos al final de la
ceba y presacrificio de 538 y 490 Kg., con mermas de 48Kg. ; mientras
que Hernández, et al, 1999, muestra pesos al sacrificio de 448.1 Kg, y
un rendimiento económico de un 5% mayor del cebú criollo con respecto al
cebú. Otros trabajos afirman que el Cebú apenas aventaja al criollo –
cebú en un 1% en rendimiento en canal caliente, aunque el cruzado tiene
menor porcentaje de huesos (0.3%), mayor porcentaje de carne comestible
(1.8%) y menor porcentaje de Sebo (1.5%) (Gómez, et al, 1984). Martínez,
1999, citando a otros autores dice que bajo planes bien orientados de
cruzamiento entre cebú y criollo se puede incrementar el peso al destete
por vaca expuesta a toro en el hato hasta un 27% o más y que más de la
mitad de la ventaja se debe al uso de madres cruzadas F1. De igual
forma, en cruces sistemáticos de criollo con cebú se logran incrementos
productivos en el hato del 24% sin necesidad de aumentar los costos de
producción (Hernández, 1981).
Conclusiones
En
la región inundable de los departamentos de Arauca y Casanare, el
ganado criollo Casanare se explota para carne en forma extractiva y
extensiva tradicional, cuya principal actividad es la cría y el levante
con un manejo “sui géneris” : No se vacuna, no se vermifuga, sus fuentes
de alimentación son las pajas nativas y el suministro de sal blanca se
hace en forma esporádica.
Entre los factores que han contribuido a
la escasa eficiencia productiva de los hatos de ganado Casanare, se
puede citar: la carencia de registros para obtener parámetros técnicos;
los limitados conocimientos con relación a los genotipos adecuados para
la producción en regiones inhóspitas; la excesiva extensión de las
explotaciones; ausencia de entidades de fomento para el sector ganadero;
y escasos estudios de mercadeo y comercialización.
El cruce
predominante es el de toro cebú por vaca criolla sin planificación
técnica ni selección. Este sistema ha quebrantado el valor genético del
ganado criollo Casanare, tratándolo los ganaderos “de improductivo” por
la desadaptación que se está presentando debido a la consanguinidad y
absorción por parte del cebú. A esto se suma la estrategia de los
compradores de ganado, quienes exigen animales con giba y de color
blanco, obligando a los productores a adquirir toros en ferias
comerciales de alto valor económico, pero de escaso valor biológico y
falta de adaptación a la región inundable. Esto ha producido una baja en
la productividad y en la disminución del inventario ganadero.
En
la actualidad se hace indispensable la puesta en marcha de un programa
de conservación y mejoramiento de la raza, ya que por su adaptación, su
carácter lechero y la gustosidad de la carne se constituye en una
alternativa para la producción ganadera de la Orinoquia inundable. Esta
raza debería ser la base para una ganadería tropical y sostenible de
moderada producción en los llanos de Arauca y Casanare, aprovechando el
vigor híbrido que se produce en apareamientos sistemáticos con el cebú.
Se
debe prestar más atención para la conservación de este recurso genético
bovino, ya que por muchos años ha sido el sustento de la mayoría de
familias que viven lejos de los centros de consumo. En otros países se
ha mostrado gran interés por los recursos autóctonos, principalmente
porque valoran la adaptación a ambientes desfavorables. Tal es el caso
de Venezuela con el criollo Limonero; Costa Rica con el criollo Lechero
Centroamericano; Estados Unidos con el criollo de Cuernos Largos; Brasil
con el Caracú, entre otros. (FAO, 1981).
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