domingo, 7 de octubre de 2018

la importancia del ganado criollo de nuestras regiones

El ganado criollo Casanare y su entorno productivo

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1. Introducción

Los primeros vacunos que formaron el ganado Casanare llegaron a los llanos de Colombia procedentes de Venezuela. Según la historia, los ganados traídos por Colón (1493) fueron desembarcados en la isla de Santo Domingo (La Española) de donde posteriormente fueron distribuidos hacia Venezuela por diferentes conquistadores. Después se extendieron por los llanos del sur de Venezuela (Cojedes, Barinas) en diversas épocas y en manos de colonos pasaron hacia los llanos de Colombia. (Pinzón, 1991).

Dentro de las razas que llegaron a América podrían estar la Blanca Cacereña, la Colorada Extremeña, la Cardena y Berrenda en negro, la Salinera y Berrenda en colorado; las razas Andaluza retinta, rubia y negra. Por esa variedad de colores y por su parecido fenotípico con otras razas criollas de zonas tropicales y subtropicales (Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay), esta raza parece ser el descendiente más directo de los ganados traídos por los españoles. (Hernández, 1983).






Su hábitat de desarrollo ha sido principalmente las sabanas inundables de los departamentos de Arauca y Casanare donde se ha explotado para carne en forma extractiva y extensiva tradicional. En estas regiones ha permanecido aislado la mayoría del tiempo, lo que le ha permitido una adaptación cercana a 500 años, como resultado de una selección natural por más de 130 generaciones, aproximadamente. Poco a poco fue desarrollando sus propias características para vivir casi sin ningún cuidado especial en estos ambientes hostiles, difíciles y lejos de los centros de consumo. Hoy en día continúa reproduciéndose en forma extensiva en pasturas naturales de baja disponibilidad forrajera pero de adecuada calidad nutritiva, sobreviviendo en condiciones de extrema sequía e inundaciones, sin ningún tipo de manejo técnico y sanitario, ni suplementación mineral. Estas características ambientales produjeron un animal de temperamento nervioso y tamaño pequeño. (Hernández, et. al 1996; Salamanca, 1995).

En la región inundable de Arauca y Casanare es imposible producir con razas especializadas en carne o leche. Tal vez las tres únicas excepciones son el Cebú, el Sanmartinero y el Casanare. (Hernández, 1983) Este último se constituye en el recurso genético más apropiado para estos ecosistemas ya que es un germoplasma que ha desarrollado las característica necesarias y adecuadas para vivir y producir allí. De las siete razas criollas que existen en el país, la que menos se ha tenido en cuenta para su conservación y estudio, es la raza Casanare. Su mejoramiento ha consistido en reemplazarla por el Cebú o por otras razas importadas, las cuales, aunque ofrezcan una dotación genética para una alta producción el ambiente impide la expresión de características como sobrevivencia y fertilidad. (Salamanca, 1995)

Finalmente, considerando que es la única raza que no ha sido uniformada por color o cuernos; su perfecta adaptación a una extensa zona inhóspita; su estado de aislamiento en que ha permanecido, su variabilidad genética puede estar casi intacta, lo cual le confiere un gran valor y su respuesta a la selección puede ser mayor. (Hernández, 1983).

En el presente documento se hace una descripción superficial del entorno actual de la raza criolla Casanare, las sugerencias de los ganaderos para evitar su desaparición, con el fin de que el gobierno regional y nacional preste mayor atención y elabore un plan de mejoramiento para su rescate y conservación.

2. Características Zootécnicas

Como todas las razas criollas adaptadas, el Ganado Casanare es rústico, longevo, resistente al parasitismo interno y externo y en general soporta todas las inadecuadas prácticas de manejo impuesta por los llaneros. (Salamanca, 1995)

La raza Casanare se puede describir como de tipo más o menos longilíneo, concavilíneo, porte mediano, cuerpo algo angosto, poco profundo, talla mediana (1.20 – 1.40 mt.) en adultos. ES ágil, vivaz e instintivo (Pinzón, 1993). En la década de los 50, en un hato de propiedad del señor Luis Medrano, a las orillas del río Lipo (en Arauca) existían unos 15.000 animales criollos que parecían animales de lidia, de color encerado, encogotados (cuello bien formado) y cuerpo largo. Estas afirmaciones son valederas, ya que Ospina, 1952, afirma que el ganado llanero proviene posiblemente de las razas españolas Andaluza y Extremeña, representada por los toros de lidia. (Salamanca, 1995).

En relación al color, existe gran variedad en esta raza. Los colores más comunes son el lebruno (bajo claro), el hosco, color araguato (colorados, amarillo quemado), encerado (negro – blanco), negros, oruga (pintado de negro y blanco), turupial pintado (colorado y blanco), barcinos, barroso (amarillo rayado). El color de la piel generalmente es amarillo y el color careto es muy común. (Cárdenas, 1984; Salamanca, 1995).

Hernandez, 1983, afirma que “el ganado Casanare no se ha considerado como raza debido a la gran variedad de pelajes que presenta; pero esto puede ser un error, ya que el ganado Casanare parece tener un valor genético muy grande y que su policromía debe ser su característica distintiva, como lo es para otro criollo, es el caso del Texas Longhorn”. El mismo autor, 1981, sostiene que el “ganado Casanare debe permanecer con su polimorfismo o variedad de colores, ya que una uniformación de color puede traer su empobrecimiento genético en características de importancia económica. El concepto de que las razas deben ser uniformes en color, es bastante rebatible desde el punto de vista genético y de producción animal”.

La raza Casanare en su mayoría tiene cuernos, los cuales son delgados, nacidos lateralmente y dirigidos hacia arriba. (Salamanca, 1995). El cuello generalmente, es corto y rígido, su piel es elástica y suelta. Posee un cuerpo sólido bastante equilibrado, con el dorso fuerte. Sus miembros son bien aplomados, terminados en pezuñas, firmes, resistentes y oscuras. Los testículos son medianamente desarrollados, escroto forrado de piel suave, delgada y de pigmentación rosada. Poseen ojos medianos y su mirada muy atenta. La ubre es pequeña con pezones bien plantados y su coloración es de tonalidad clara. La borla no sobrepasa el corvejón. (Cárdenas, 1984; Hernández, 1983; Ospina, 1952; Pinzón, 1993).

La mucosa nasal es negra, característica de posible manifestación de alta fertilidad, como se ha estudiado en el Sanmartinero y en el criollo Argentino. (Huertas, 1981, citado por Cárdenas, 1984).

3. Distribución actual y Localización del Ganado Criollo Casanare

En la tabla 1 se observa el inventario actual de la raza criolla Casanare, en los departamentos de Arauca y Casanare respectivamente. El número de fincas por municipio fue de 16 para Arauca, 13 en Cravo Norte, 1 en Puerto Rondón y 5 en Paz de Ariporo. En el municipio de Paz de Ariporo (Casanare), los núcleos de criollo Casanare se localizan en las riberas de los caños Las Guamas y La Hermosa. En Arauca los núcleos se ubican en las veredas El Corozo, Caño El Medio, Los Médanos y El Porvenir.

Tabla 1. Inventario de la raza criolla Casanare en cuatro municipios de los departamentos de Arauca y Casanare

Fuente: Salamanca, 19951 Nº. De Hectáreas donde está ubicado el ganado criollo Casanare.
2 Datos suministrados por el Comité de Ganaderos Municipal, 1999.
Los números entre paréntesis corresponden a la población ganadera reportada en el Censo y Caracterización productiva del ganado criollo colombiano, 1999.
La disminución del inventario del ganado criollo en relación a datos obtenidos con tres años de diferencia es ampliamente notoria, con un 50.9% promedio para el total de población. La mayor disminución se observa en Puerto Rondón (62.4%), seguido por Arauca (59.2%), no obstante, que en el último estudio se reportaron, 7 fincas en Arauca y 12 en Cravo Norte, conservándose la misma finca en Puerto Rondón.

El marcado decremento del criollo Casanare se debe principalmente a la absorción del criollo por Cebú, puesto que el 100% de los productores utilizan el apareamiento de toro cebú por vaca criolla, en razón a que los comercializadores exigen animales de tipo cebuino para cebarlos en el piedemonte araucano o en departamento de Santander. Caso contrario sucede en Cravo Norte, donde 53.8% utiliza el cruzamiento de toro criollo por vaca criolla, pues las condiciones ambientales hacen casi imposible la supervivencia de animales cebuinos. Sin embargo, no existe un plan de mejoramiento animal, presentándose consanguinidad debido a falta de prácticas de manejo en el aspecto reproductivo, ya que los toros permanecen hasta 8 años como sementales en un rebaño. Es así como se presenta el “toro chifle” o “toro mala clase “, que es un animal pequeño con retraso en su crecimiento, causado posiblemente por un alto grado de consanguinidad perdiendo adaptación a este medio desfavorable.




Bovino Criollo Casanare con alto grado de absorcipo por el Cebu

La densidad de pastoreo para el ganado criollo es de 3.8 hectáreas por animal, mientras que para la población ganadera total de los tres municipios, la densidad es de 5.2 hectáreas/animal. Esto se traduciría en un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles, obteniendo niveles de producción aceptables para regiones de escasa fertilidad del suelo y de difícil acceso en épocas de lluvias.
Los ganaderos afirman que “el ganado criollo come menos pasto que el “pringado” (criollo mestizo) y que el cebú, y donde pastorea un animal cebú, pueden pastorear tres animales criollos “. (Salamanca, 1995).

Los planes sanitarios son casi inexistentes, tan sólo el 53.3% vacunan contra Fiebre Aftosa y lo hacen como requisito del ICA, para los animales que sacan para la ceba o exportan hacia Venezuela. No existen pastos mejorados y el total de productores utilizan sal blanca (sal común). El 3.3% han recibido Asesoría Técnica por lo cual se nota la escasa presencia de profesionales y de entidades gubernamentales quienes tienen en el olvido a los criadores de criollo Casanare por el hecho de considerarla como “improductiva” sin tener en cuenta el medio ambiente desfavorable donde habitan y producen estos animales, o sea, no conocen la importancia de la reproducción del Hato y sólo se presta atención al animal blanco, gordo y con giba.



En terrenos casi desérticos en época de verano (Diciembre a Abril) la única raza que pude sobrevivir a estas condiciones es la criolla Casanare

Geográficamente, la raza criolla se localiza en la región de sabana inundable, con una extensión de 37.300 hectáreas (tabla 1) y en una topografía totalmente plana. Su sistema de producción se desarrolla en condiciones climáticas muy variadas que van desde un intenso verano (noviembre – abril) para terminar con un fuerte invierno en lo restante del año.

Su principal fuente alimenticia son las pajas nativas de buena calidad pero de poca disponibilidad forrajera en verano, entre las que sobresalen la Lambedora (Leersia hexandra), Carretera (Parateria sp), Paja de Agua (Panicum Laxum), Aeschynomene sp, entre otras. (Vargas,et . al, 1998; Salamanca, 1995).

Como toda raza, el ganado criollo Casanare tiene desventajas que son percibidas muy vagamente por los productores. (tabla 2 y 3).

Tabla 2. Opinión de los productores sobre las desventajas del ganado criollo Casanare.


Tabla 3. Opinión de los productores sobre las ventajas del ganado criollo Casanare.

Fuente: Salamanca, 1995

La poca comercialización (62.5%) se debe al extranjerismo y al “miserabilismo” como tratan los compradores a la raza Casanare. Estos comercializadores sin conocimientos técnicos exigen animales de tipo cebuino que según ellos, tienen rendimiento en canal muy superiores. Así, los productores adquieren reproductores de tipo Bos indicus (Cebú) de alto valor comercial en las diferentes ferias, pero que al ser llevados a estas explotaciones no soportan las condiciones adversas del clima. El bajo rendimiento del Casanare (15.6) se explica por el hecho de que el ganadero solo visualiza el animal gordo pero no valora la fertilidad y la sobrevivencia de su hato. Si observamos las ventajas como son resistencia y adaptación al medio (26.7%), la gustocidad de la carne (17.8%), su mansedumbre (17.8%) y su carácter lechero(13.3%) el ganado criollo Casanare podría tener un mejor comportamiento que el ganado “pringado” o cruce de bajo mestizaje de cebú por criollo.

4. Características productivas del ganado criollo Casanare.

Es difícil encontrar datos de productividad de raza Casanare, ya que en ninguna explotación se llevan registros técnicos y además, es la raza que no se ha tenido en cuenta para su estudio y conservación. Sin embargo, una vaca Casanare, sin ninguna clase de manejo y alimentándose de pajas nativas puede producir entre 750 a 1080 litros de leche durante 180 – 270 días, produciendo un ternero cada 365 días. (Datos de campo, el autor). Los toros son muy activos sexualmente y las vacas poseen buenas habilidades maternas expresada no en gran producción de leche, sino, en capacidad para reproducirse y mantener vivo al ternero hasta el destete. (Hernández, 1983).

En un experimento sobre producción de carne utilizando 130 novillos criollos (100 Casanare y 30 Sanmartinero) en pasturas de gramínea natural (Leersia Hexandra), Puntero (Hyparrhenia ruffa) y Gordura (Melinis minutiflora) en dos grupos de 65 animales, uno testigo y otro implantado con 20 mg de Benzoato de Estradiol y 200 mg de progesterona, obtuvieron los resultados que se muestran en la tabla 4, donde se observa un aumento diario de 476 y 375 gr respectivamente.

Tabla 4. Comportamiento productivo de un lote de 130 novillos criollos (100 casanares y 30 sanmartineros), en sabana nativa con y sin implante hormonal, durante 168 días de pastoreo.

Fuente: GONZALEZ Y FRAZEN, 1966.

A nivel de matadero se realizó un estudio en 48 hembras de raza Casanare donde se obtuvieron rendimientos en canal de 51.19%. Tal como lo afirma Cárdenas, 1982, estos rendimientos son aceptables para un ganado prácticamente en abandono y donde las ganancias se adquieren sin ningún tipo de manejo ni inversión. Los datos se observan en la tabla 5.

Tabla 5. Parámetros productivos de 48 hembras Casanare obtenidos a nivel de Matadero.

Fuente: CÁRDENAS, 1982

En el piedemonte araucano (municipio de Tame) se analizaron los pesos de 275 machos mestizos (cebú x criollo Casanare) cebados durante los años 1995 y 1996. El sistema de pastoreo fue rotacional en potreros de Brachiaria decumbes con una carga de 1.44 animales/hectárea. Los animales ingresaron al período de ceba con una edad promedio de 36 meses y se realizaban controles de peso cada 60 días. Se suministraba sal mineralizada a voluntad mezclada con 10% de Azufre. Se obtuvieron pesos finales en Tame y en Bogotá para conocer cuál era la pérdida de peso por animal.
Los resultados se muestran en la tabla 6.

Tabla 6. Pesos promedios iniciales y finales y ganancias diarias de peso de 10 lotes de toros mestizos Cebú x Casanare en el Piedemonte araucano.

FUENTE: SALAMANCA, 1997
E.P = Eficiencia de Producción

Los pesos promedio son similares a los reportados por otros autores en animales Sanmartinero x cebú. Gómez, 1999 reporta pesos al final de la ceba y presacrificio de 538 y 490 Kg., con mermas de 48Kg. ; mientras que Hernández, et al, 1999, muestra pesos al sacrificio de 448.1 Kg, y un rendimiento económico de un 5% mayor del cebú criollo con respecto al cebú. Otros trabajos afirman que el Cebú apenas aventaja al criollo – cebú en un 1% en rendimiento en canal caliente, aunque el cruzado tiene menor porcentaje de huesos (0.3%), mayor porcentaje de carne comestible (1.8%) y menor porcentaje de Sebo (1.5%) (Gómez, et al, 1984). Martínez, 1999, citando a otros autores dice que bajo planes bien orientados de cruzamiento entre cebú y criollo se puede incrementar el peso al destete por vaca expuesta a toro en el hato hasta un 27% o más y que más de la mitad de la ventaja se debe al uso de madres cruzadas F1. De igual forma, en cruces sistemáticos de criollo con cebú se logran incrementos productivos en el hato del 24% sin necesidad de aumentar los costos de producción (Hernández, 1981).

Conclusiones

En la región inundable de los departamentos de Arauca y Casanare, el ganado criollo Casanare se explota para carne en forma extractiva y extensiva tradicional, cuya principal actividad es la cría y el levante con un manejo “sui géneris” : No se vacuna, no se vermifuga, sus fuentes de alimentación son las pajas nativas y el suministro de sal blanca se hace en forma esporádica.

Entre los factores que han contribuido a la escasa eficiencia productiva de los hatos de ganado Casanare, se puede citar: la carencia de registros para obtener parámetros técnicos; los limitados conocimientos con relación a los genotipos adecuados para la producción en regiones inhóspitas; la excesiva extensión de las explotaciones; ausencia de entidades de fomento para el sector ganadero; y escasos estudios de mercadeo y comercialización.

El cruce predominante es el de toro cebú por vaca criolla sin planificación técnica ni selección. Este sistema ha quebrantado el valor genético del ganado criollo Casanare, tratándolo los ganaderos “de improductivo” por la desadaptación que se está presentando debido a la consanguinidad y absorción por parte del cebú. A esto se suma la estrategia de los compradores de ganado, quienes exigen animales con giba y de color blanco, obligando a los productores a adquirir toros en ferias comerciales de alto valor económico, pero de escaso valor biológico y falta de adaptación a la región inundable. Esto ha producido una baja en la productividad y en la disminución del inventario ganadero.

En la actualidad se hace indispensable la puesta en marcha de un programa de conservación y mejoramiento de la raza, ya que por su adaptación, su carácter lechero y la gustosidad de la carne se constituye en una alternativa para la producción ganadera de la Orinoquia inundable. Esta raza debería ser la base para una ganadería tropical y sostenible de moderada producción en los llanos de Arauca y Casanare, aprovechando el vigor híbrido que se produce en apareamientos sistemáticos con el cebú.

Se debe prestar más atención para la conservación de este recurso genético bovino, ya que por muchos años ha sido el sustento de la mayoría de familias que viven lejos de los centros de consumo. En otros países se ha mostrado gran interés por los recursos autóctonos, principalmente porque valoran la adaptación a ambientes desfavorables. Tal es el caso de Venezuela con el criollo Limonero; Costa Rica con el criollo Lechero Centroamericano; Estados Unidos con el criollo de Cuernos Largos; Brasil con el Caracú, entre otros. (FAO, 1981).

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Conferencia presentada en el Seminario Censo y Caracterización de los Sistemas de Producción del ganado Criollo y Colombiano. Bogotá, Septiembre 23 de 1999.
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