Familia: Compuestas
Nombre científico: Cynara cardunculus
Origen/distribución: Probable procedencia del norte de África, pero muy extendida desde hace siglos a través de la cuenca mediterránea.
l cardo comestible es una planta apreciada por sus carnosas pencas que, aunque perenne, se cultiva como anual. Es una variedad silvestre de un metro de altura aproximadamente, y hojas grandes y espinosas como la alcachofa, con la que está muy emparentada. Sus cabezuelas azules y redondas están cubiertas de brácteas coriáceas que finalizan en apéndice espinoso. Existen diferentes clases de cardos, tanto espinosas como inermes, y formas y grosor de las pencas.
El cardo, además de un desarrollo lento, ocupa bastante espacio en la huerta, ya que necesita más de medio metro entre matas para un correcto crecimiento, pero aún así no debemos dejar de plantar unos cuantos ejemplares para asegurar el suministro, pues se trata de una verdura muy sabrosa.
Reproducción y cultivo |
El cardo se reproduce por semillas. Podemos sembrarlas antes de la primavera en un semillero protegido para su posterior trasplante, que se realizará cuando las plántulas tengan unos 15 cm. de altura; o en primavera directamente en el terreno definitivo, a golpes, es decir, poniendo 3 o 4 semillas en cada hueco, a una distancia de unos 60 cm., y a lo largo de caballones separados un metro entre sí. Los agujeros deben ser poco profundos.
El suelo debe estar suelto y bien estercolado. Tras el nacimiento de las plántulas, si se ha sembrado en el terreno definitivo, se procede al aclarado, es decir, a arrancar las plantas sobrantes dejando sólo un ejemplar por cada golpe (una cada 60 cm.); esto es necesario para que sólo una planta de cada grupo alcance su pleno desarrollo y no luchen entre ellas por el espacio y los nutrientes del suelo.
La exposición debe ser soleada. Se riegan bastante pero sólo al principio, no abusando del agua a partir de entonces, ya que no acepta la humedad excesiva. Es importante controlar las malas hierbas haciendo frecuentes escardados.
Blanqueo y aporcado |
Antes de recolectar los tallos es indispensable proceder al blanqueo y aporcado, que debemos llevar a cabo aproximadamente un mes antes de su consumo, con objeto de que las pencas resulten más tiernas, blancas y sabrosas. El blanqueo es un acolchado consistente en atar los tallos desde la base de las hojas cubriéndolos con un plástico oscuro, o bien rodeándolos totalmente con paja. El aporcado consiste en rodear los tallos ya atados con tierra bien suelta, apretándola bien en torno a ellos; esto evitará también que las heladas dañe las partes comestibles.
Recolección |
La recolección se inicia en el otoño, y no se extraen todos los tallos de cada planta, sino que se van cortando según se vayan necesitando. Lo conveniente es empezar por una planta y no pasar a otra hasta que la anterior haya sido consumida en su totalidad, de esta forma evitamos tener más de una planta desprotegida del acolchado, permitiendo una prolongación de la cosecha.
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