miércoles, 7 de enero de 2009

HORTICULTURA Nabo



Familia: Crucíferas
Nombre científico: Brassica napus
Origen/distribución:
-


logo_cap_s.jpg (2528 bytes)

l nabo ha sido hasta la llegada de la patata desde el Nuevo Mundo una hortaliza de importancia básica en Europa, y de hecho cumplía una función similar en la alimentación, como ingrediente de asados, guisos, purés, o simplemente como guarnición de numerosos platos.

Con la popularidad de la patata comenzó a declinar su consumo hasta quedar casi en el olvido. Hoy en día, aunque se ha recuperado un poco su cultivo, ya no goza del mismo éxito de antaño. En realidad, su carne y sabor suave son un buen complemento culinario, especialmente de las carnes grasas.

Por otro lado, presenta un ciclo biológico diferente al de la mayoría de las hortalizas, motivo por el cual podemos aprovechar para su cultivo los espacios de la huerta que dejan otras plantas. Por todo ello, existen pocas disculpas para no sembrar unas cuantas semillas de esta crucífera de tubérculo, hasta hace poco casi despreciada y desplazada por la patata, y así ampliar nuestra dieta de vegetales siempre tan sana desde cualquier punto de vista.

Existen variedades de nabo tanto para consumo humano (de raíz pequeña) como para forraje (mucho más gruesos), especialmente de cerdos (para el ganado vacuno de leche no parece aconsejable). Todas presentan raíz carnosa comestible, en forma ahusada, redondos, largos o achatados, y de color blanco, gris, rosa o amarillo según la variedad. Se distinguen el nabo temprano de Auvernia, colorado, amarillo de Escocia, Holanda, entre otros.

Reproducción y cultivo


La reproducción del nabo es por semilla, las cuales sólo podemos aprovechar durante tres años, ya que después degeneran y pierden todo su poder germinador. Se siembran directamente en el terreno definitivo cuando empieza a declinar la temporada estival, cuando el calor no les afecte en exceso, generalmente sucede a finales del mes de julio. El calor es pues un contratiempo para el cultivo de esta planta, en aquellas regiones muy cálidas y secas hay que retrasar la siembra, ya que pueden florecer y adquirir una consistencia incomestible en forma de carne muy fibrosa. Dependiendo del clima, por ejemplo en los húmedos, puede sembrarse en primavera y recolectar en verano.

Precisan una tierra ligera, fértil, trabajada y con bastante materia orgánica. Los suelos más adecuados son los neutros, nunca ácidos, incluso pueden ser un poco alcalinos (esto también es válido para todas las hortalizas crucíferas, como las coles, berzas y repollos). La siembra se realiza en surcos, esparciendo bien las semillas para que no crezcan muy juntos. Después de nacer se procede a un aclarado, dejando sólo una planta cada 25 cm. aproximadamente. La exposición debe ser soleada, pero como se dijo no aceptan el calor excesivo, para ello hay que regar con frecuencia y en abundancia; nunca deben pasar sed.

Recolección


Se recolectan a los dos o tres meses después de la siembra, dependiendo de la variedad.

Plagas y enfermedades


En general les afectan las mismas enfermedades que a las demás crucíferas, como las coles; es más, no debemos cultivar los nabos próximos a ellas porque se contagian con gran facilidad. El tubérculo puede ser atacado por el hongo Plasmodiophora brassicae, que lo deforma y destruye. Los abonos calcáreos ayudan a prevenir esta enfermedad.

un artículo de esta web: "Naturaleza educativa: www.natureduca.com"

No hay comentarios: